por María Reverte
Aunque la gracia, señores,
se ve que allí se perdió
cuando se fue la rosa
que aquí en Polop se encontró.
La rosa se marchitaba
pero Dios no la dejó
porque con agua bendita
a la flor le dio color.
Y ahí la tienen, señores,
muy contenta y muy feliz,
con su marido y sus hijos
sonriendo en su jardín.
Estos versos los dedico
a Encarna la de Barbate,
un pueblo muy conocido
por su gracia y por su arte.
a Encarna la de Barbate,
un pueblo muy conocido
por su gracia y por su arte.
Aunque la gracia, señores,
se ve que allí se perdió
cuando se fue la rosa
que aquí en Polop se encontró.
La rosa se marchitaba
pero Dios no la dejó
porque con agua bendita
a la flor le dio color.
Y ahí la tienen, señores,
muy contenta y muy feliz,
con su marido y sus hijos
sonriendo en su jardín.
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