A la memoria de mi cuñada Mª José

por María Reverte


Murió mi cuñada del alma,
se fue volando hacia el cielo,
era joven y bonita
y con dos hijos pequeños.

Yo sentí mucho su muerte,
todavía la recuerdo,
María José, aquí en la Tierra
todos te echamos de menos.

Con el paso de los años
tus hijos nunca te olvidan,
siempre piensan en su madre,
el gran amor de sus vidas.

Donde quiera que te encuentres
siempre estarás junto a ellos,
con tu Jonathan y tu Jessi
cuidándolos desde el cielo.

Ella quería una cruz
y nunca se la pusieron,
en vida siempre lo dijo
y a mí me lo dijo en sueños,
que no descansa tranquila
hasta cumplir su deseo.



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