A mi tía Fina

Por María Reverte
Ya no piso el callejón
donde mi tía vivía

su recuerdo está en mi mente

y estará mientras yo viva.


Los portales de su casa

son murallas y cadenas

no puedo entrar para adentro

porque me mata la pena.


La quise como a una madre

la llevo en mi corazón

y quisiera que fuese un sueño

y verla en su callejón.


Ese callejón tan frío

que en otros tiempos quemaba

fue la alegría de su barrio

cuando mi tía pasaba.


Tus hijos te lloran siempre

te extrañan de noche y día

nunca podrán olvidarte

ni tampoco tu familia.


Ya no hay risas, no hay ruidos

ya no hay café ni partida

para mí se terminaron

cuando murió mi tía Fina.


El día que yo me muera

llévame Dios junto a ella

que yo quisiera abrazarla

igual que lo hacía en la Tierra.



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